En esta entrada, empezaré a tratar la temática de
Sexualidad. En este caso, hablaré sobre los modelos de sexualidad que han
existido o aun existen en nuestra sociedad.
Son, fundamentalmente cuatro:
El modelo
reproductor estricto:
Se basa en un marco prohibitivo, no considera la
dimensión placentera ni de comunicación de la sexualidad, sino estrictamente
(como su nombre indica) la reproductiva. Es anterior a 1975, donde
tradicionalmente, se conocía la sexualidad como algo que Dios había puesto en
el hombre y en la mujer para traer niños al mundo. En esta influyen también,
como podemos ver, las creencias religiosas. Todo lo que no fuera penetración
vaginal heterosexual, la postura del ``misionero´´ y las relaciones maritales se considera
ilícito y desviado. De la masturbación… ¡ni hablamos! Era considerada nociva
para la salud y pecado, los anticonceptivos ¡prohibidos!, la homosexualidad
tachada de ``enfermedad mental´´, las relaciones sexuales prematrimoniales vistas
como conductas anormales.
Básicamente, todo lo que tenía que ver con la sexualidad era
tabú moral y social. Sus efectos, se pueden ver patentes aun a día de hoy en algunas
personas mayores a pesar de las transformaciones.
Por supuesto, esto no quiere decir que todo el mundo de esa
época pensara o piense así.
El modelo
reproductor progresista:
Basado en un marco preventivo. Empieza a
tratarse la sexualidad como una dimensión importante de las personas y ligada a
la salud. Se valora lo sexual más positivamente y desde un concepto más
general. A partir de 1975 se aprecian bastantes cambios: los anticonceptivos se
legalizan y surgen los primeros centros de planificación familiar, se reconocen
los primeros grupos de gays y lesbianas, etc.
Pero este modelo no cuestiona al modelo anterior en lo
fundamental de la sexualidad, ya que sigue
considerando la penetración como
algo básico. Liberar a las personas de una reproducción no deseada no significa
dotarlas de los recursos necesarios para mejorar la calidad de las relaciones.
El modelo
permisivo:
Se basa en la aceptación de las diferentes
manifestaciones de la sexualidad humana. Antes todo estaba prohibido y ahora
todo es válido. Se afirma aparentemente la importancia del placer sexual
compartido, así como la comunicación y el intercambio personal desde el respeto
mutuo, la responsabilidad y la libertad. Pero la sexualidad sigue centrada en
la genitalidad (esto se explica más extensamente al final), reforzando el carácter reproductivo de la sexualidad;
presentando un marco no respetuoso con las personas prefijando cómo deben ser
sus relaciones. Ofrece como actividades más placenteras la penetración con su
correspondiente orgasmo, pasando el resto de prácticas a segundo plano como``preliminare´´, sin concederles aun la importancia que tienen.
El modelo
integrador:
Entiende a cada persona como única y diferente, acepta la diversidad de la sexualidad humana en el sentido de no ofrecer modelos de
comportamiento adecuados, normales o deseables. Entiende la sexualidad como una
dimensión humana que nos acompaña desde el momento de la concepción hasta la
muerte, siendo cada período evolutivo importante y distinto. Y aceptando que cada persona puede desear o
disfrutar de diferentes prácticas que no tienen por qué ser nocivas o gustar a
todo el mundo.
Además de estos cuatro modelos, es importante hablar de la ``Sexualidad
Falocrática´´.
Este modelo influye de forma
significativa en nuestra capacidad de goce sexual. Es el modelo de
sexualidad que nos``han impuesto´´, o mejor dicho, transmitido por la cultura en la
que vivimos; herencia de un modelo sexual reproductivo basado en la sexualidad
como medio de procreación, en los que se perpetúan los roles de género
machistas (lo importante es que el hombre llegue al orgasmo, para eyacular y
conseguir el embarazo).
Una forma de vivir la sexualidad poco natural, llena de
miedos, vergüenzas, metas… donde nos queda muy poco espacio para la libertad,
para integrar esta dimensión como cualquier otra de nuestra vida, como una más
de las necesidades físicas básicas; impidiéndonos crecer cómodamente en este terreno.
Este modelo de sexualidad
está centrado en el``rendimiento genital´´ (llegar al orgasmo) y no en la búsqueda de
relaciones placenteras donde el objetivo final sea el disfrute de los sentidos.
Es el origen de muchos problemas y dificultades en la sexualidad de las
personas, pues nos hace vivirla como una carrera, un llegar a una meta, un
tener que ``cumplir´´ con la otra persona y con nosotrxs mismxs.
Esto puede llevar a niveles de ansiedad en la relación
sexual que no conducen más que a dificultades para estar en contacto con
nuestro cuerpo, y que no favorecen en nada una vivencia placentera de la
sexualidad.
Cuando hablamos de sexualidad, o sobre un contacto sexual,
la mayoría de las veces olvidamos, si no desconocemos, que se trata ni más ni
menos de conseguir placer a través de nuestro cuerpo, una forma de
relacionarnos íntimamente, tanto física
como psicológicamente de forma placentera y libre con nuestra pareja.
Mantener una relación sexual es proporcionarnos placer
mutuamente y experimentarlo. Es comunicarnos, expresar lo que sentimos a través de
nuestro cuerpo y el de nuestra pareja.
Nuestra sociedad nos ha mostrado tradicionalmente un modelo
de sexualidad falocrático, reduccionista y exigente, basado en los genitales, la penetración y el
orgasmo, pero la sexualidad humana es mucho más que esto. Sexualidad es
también, disfrutar de los besos, las caricias, la comunicación con la pareja en
la intimidad… eso, también es placer.
Todo nuestro cuerpo está capacitado para proporcionarnos
placer, y esto es algo que no debemos ni olvidar ni desaprovechar.
Fuente: Barragán, F. La educación sexual. Guía práctica y Teórica. Ed. Paidós Ibérica.
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