jueves, 12 de noviembre de 2015

MODELOS DE SEXUALIDAD


En esta entrada, empezaré a tratar la temática de Sexualidad. En este caso, hablaré sobre los modelos de sexualidad que han existido o aun existen en nuestra sociedad.
Son, fundamentalmente cuatro:

El modelo reproductor estricto:
Se basa en un marco prohibitivo, no considera la dimensión placentera ni de comunicación de la sexualidad, sino estrictamente (como su nombre indica) la reproductiva. Es anterior a 1975, donde tradicionalmente, se conocía la sexualidad como algo que Dios había puesto en el hombre y en la mujer para traer niños al mundo. En esta influyen también, como podemos ver, las creencias religiosas. Todo lo que no fuera penetración vaginal heterosexual, la postura del ``misionero´´  y las relaciones maritales se considera ilícito y desviado. De la masturbación… ¡ni hablamos! Era considerada nociva para la salud y pecado, los anticonceptivos ¡prohibidos!, la homosexualidad tachada de ``enfermedad mental´´, las relaciones sexuales prematrimoniales vistas como conductas anormales.
Básicamente, todo lo que tenía que ver con la sexualidad era tabú moral y social. Sus efectos, se pueden ver patentes aun a día de hoy en algunas personas mayores a pesar de las transformaciones.
Por supuesto, esto no quiere decir que todo el mundo de esa época pensara o piense así.


El modelo reproductor progresista:
Basado en un marco preventivo. Empieza a tratarse la sexualidad como una dimensión importante de las personas y ligada a la salud. Se valora lo sexual más positivamente y desde un concepto más general. A partir de 1975 se aprecian bastantes cambios: los anticonceptivos se legalizan y surgen los primeros centros de planificación familiar, se reconocen los primeros grupos de gays y lesbianas, etc.
Pero este modelo no cuestiona al modelo anterior en lo fundamental de la sexualidad, ya que sigue 
considerando la penetración como algo básico. Liberar a las personas de una reproducción no deseada no significa dotarlas de los recursos necesarios para mejorar la calidad de las relaciones.

El modelo permisivo:
Se basa en la aceptación de las diferentes manifestaciones de la sexualidad humana. Antes todo estaba prohibido y ahora todo es válido. Se afirma aparentemente la importancia del placer sexual compartido, así como la comunicación y el intercambio personal desde el respeto mutuo, la responsabilidad y la libertad. Pero la sexualidad sigue centrada en la genitalidad (esto se explica más extensamente al final), reforzando el carácter reproductivo de la sexualidad; presentando un marco no respetuoso con las personas prefijando cómo deben ser sus relaciones. Ofrece como actividades más placenteras la penetración con su correspondiente orgasmo, pasando el resto de prácticas a segundo plano como``preliminare´´, sin concederles aun la importancia que tienen.

El modelo integrador:
Entiende a cada persona como única y diferente, acepta la diversidad de la sexualidad humana en el sentido de no ofrecer modelos de comportamiento adecuados, normales o deseables. Entiende la sexualidad como una dimensión humana que nos acompaña desde el momento de la concepción hasta la muerte, siendo cada período evolutivo importante y distinto.  Y aceptando que cada persona puede desear o disfrutar de diferentes prácticas que no tienen por qué ser nocivas o gustar a todo el mundo.


Además de estos cuatro modelos, es importante hablar de la ``Sexualidad Falocrática´´.
Este modelo influye de forma  significativa en nuestra capacidad de goce sexual. Es el modelo de sexualidad que nos``han impuesto´´, o mejor dicho, transmitido por la cultura en la que vivimos; herencia de un modelo sexual reproductivo basado en la sexualidad como medio de procreación, en los que se perpetúan los roles de género machistas (lo importante es que el hombre llegue al orgasmo, para eyacular y conseguir el embarazo). 

Una forma de vivir la sexualidad poco natural, llena de miedos, vergüenzas, metas… donde nos queda muy poco espacio para la libertad, para integrar esta dimensión como cualquier otra de nuestra vida, como una más de las necesidades físicas básicas; impidiéndonos crecer cómodamente en este terreno.  
Este modelo de sexualidad  está centrado en el``rendimiento genital´´ (llegar al orgasmo) y no en la búsqueda de relaciones placenteras donde el objetivo final sea el disfrute de los sentidos. Es el origen de muchos problemas y dificultades en la sexualidad de las personas, pues nos hace vivirla como una carrera, un llegar a una meta, un tener que ``cumplir´´ con la otra persona y con nosotrxs mismxs. 

Esto puede llevar a niveles de ansiedad en la relación sexual que no conducen más que a dificultades para estar en contacto con nuestro cuerpo, y que no favorecen en nada una vivencia placentera de la sexualidad. 
Cuando hablamos de sexualidad, o sobre un contacto sexual, la mayoría de las veces olvidamos, si no desconocemos, que se trata ni más ni menos de conseguir placer a través de nuestro cuerpo, una forma de relacionarnos íntimamente, tanto  física como psicológicamente de forma placentera y libre con nuestra pareja.

Mantener una relación sexual es proporcionarnos placer mutuamente y experimentarlo. Es comunicarnos, expresar lo que sentimos a través de nuestro cuerpo y el de nuestra pareja.   
Nuestra sociedad nos ha mostrado tradicionalmente un modelo de sexualidad falocrático, reduccionista y exigente, basado en los genitales, la penetración y el orgasmo, pero la sexualidad humana es mucho más que esto. Sexualidad es también, disfrutar de los besos, las caricias, la comunicación con la pareja en la intimidad… eso, también es placer.


Todo nuestro cuerpo está capacitado para proporcionarnos placer, y esto es algo que no debemos ni olvidar ni desaprovechar.   






Fuente: Barragán, F. La educación sexual. Guía práctica y Teórica. Ed. Paidós Ibérica.

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