viernes, 25 de noviembre de 2016

INTERVENCIÓN 25-N

¡Hola a tod@s!
Como ya sabréis, hoy se ha celebrado el día Internacional contra la Violencia de Género. Y este año, he tenido el honor de que la Delegación de Igualdad me haya tenido en cuenta, junto con otro compañero también psicólogo y promotor de igualdad, para intervenir en el acto que el ayuntamiento de mi pueblo ha organizado. A continuación comparto con vosotr@s nuestra intervención. Espero que os guste, pero sobre todo espero que llegue el mensaje y lo hagáis llegar, pues un problema hay que tratarlo desde la raíz, y en este caso la raíz es la educación.

"Hoy estamos aquí por un triste motivo: recordar que esa lacra llamada violencia de género sigue cercenando las vidas de tantas y tantas mujeres. Es precisamente por ello que no quiero extenderme demasiado ni acaparar el turno de palabra. Porque hoy es el día de ellas. ¿Y saben por qué?

Porque a mí no me han mandado callar o restado importancia a mis opiniones por pertenecer a mi género. Porque no he tenido que soportar comentarios lascivos o toqueteos indeseados por parte de cualquier desconocido. Porque yo no he sentido miedo volviendo a mi casa por la noche, inquieto por no saber si los pasos que se escuchaban detrás de mí eran casualidad o era alguien que me estaba siguiendo. Porque a mí no me han pagado menos que a otro haciendo el mismo trabajo sólo por ser hombre. Porque a mí mi pareja no ha intentado controlarme, aislarme o humillarme, minando mi autoestima y haciendo que me sienta muy pequeño. Porque ni yo ni otros 40 hombres hemos muerto este año a manos de nuestras parejas.

Y es por eso que le paso la palabra a mi compañera, no sin antes dirigirme a mis homólogos varones: nosotros no solemos ser las víctimas, pero tampoco deberíamos ser los cómplices. En nuestra mano también está el posicionarnos en contra de la violencia y luchar por la Igualdad.


Como bien ha dicho mi compañero, hoy quiero poner voz a todas esas mujeres que hoy ya no pueden. Para muchos 40 puede ser sólo una cifra, pero son vidas, son mujeres, son personas, son nombres propios: Mariana, Silvia, Isabel, Ana, Paqui, Victoria, Cristina, Yolanda, Marina, Lucía, Teresa, Carmen... Son sólo algunas de ellas. 

Y yo me pregunto, y os invito a reflexionar conmigo: ¿qué hubiera pasado si todos esos hombres y mujeres hubieran recibido una educación igualitaria?

Si a la pareja de Mariana no le hubieran asignado el trajecito azul desde pequeño, sin opción de vestir otros colores porque no eran acorde a su género.
Si a Silvia le hubieran enseñado que tenía el mismo derecho a jugar con muñecas como con un balón.
Si a la pareja de Isabel no le hubieran educado diciéndole que debía ser un príncipe rescatador espada en mano.
Si a Ana no le hubieran contado el cuento de la princesa que espera pasiva y sumisa la llegada de su príncipe azul.
Si Paqui hubiera salido de la cocina y hubiera tenido un trabajo igual de remunerado que el de su pareja.
Y si la pareja de Victoria no hubiera sido reforzado como “hombre” ante cada conducta agresiva.
O el compañero de Cristina hubiera colaborado desde pequeño en las tareas del hogar.
Si Yolanda hubiera soñado con ser bombera en lugar de madre y ama de casa.

En definitiva, ¿qué pasaría si hombres y mujeres hubieran sido educado con los mismos papeles en la sociedad?

Tal vez hoy no estaríamos lamentando la muerte de estas 40 mujeres de manos de hombres que se creían con derecho a decidir por ellas, por sus vidas. Que se creían más que ellas sólo por ser hombres.

Hoy, desde aquí, desgraciadamente sólo podemos lamentar la pérdida de esas vidas. Pero nos queda seguir trabajando porque esta violencia se erradique. Por seguir educando a niños y niñas desde pequeños en igualdad, por darles las mismas oportunidades. Por hacerles sentir igual de válidos ya sean niño o niña. Por verles crecer en una sociedad que no les trate de manera diferente ya sean de un género o de otro.

Eduquemos en igualdad, con respeto y con amor. Hagamos de los niños y las niñas de hoy, hombres y mujeres libres de violencia el día de mañana."

Ojalá llegue el año en que el número de víctimas sea 0.


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